Bajo la batuta de Noemí Galera, responsable del casting que les cambió la vida, con Manu Guix al piano y rodeados de fotografías que rescatan algunos de sus momentos en la Academia, los artistas se entregan y van recordado y cantando algunos de los temas más destacados, para bien y para mal, de aquellas galas. Esa fantástica fusión que crean con el montaje y la edición del documental, en el que las canciones que interpretan ahora bajo la melodía del piano de Manu se funden con el momento en el que las defendían en directo desde el plató, pone los pelos de punta y hace que sea inevitable aguantar la lágrima. De alguna manera es como si una máquina del tiempo nos transportara a un pasado nostálgico y emotivo, con el regalo, 15 años después del boom y con ciertos momentos ya olvidados, de volver a formar parte de sus vidas con sus también ojos humedecidos.