Laura y el equipo investigan el asesinato a sangre fría de un cirujano plástico. Poco a poco, en su vida aparecen los enemigos más obvios: su socio, un hijo con el que no mantiene ninguna relación, una amante famosa y una paciente. Solo una pista resuena en la cabeza de Laura: Roberto Gracia.
Martín ve cómo su relación con Sandra se está descontrolando: el compañero de Laura no solo la ha dejado embarazada sin saber que estaba casada con su jefe, sino que cada vez le va a costar más mantener a salvo su secreto. Y la reacción del marido despechado, puede ser imprevisible.