Un nido de pitones debajo de un fregadero. Una pitón de bola en el wáter de una ejecutiva de negocios... o una cobra en un klong de Bangkok -un barrio humilde construido sobre el agua- que tiene atemorizada a toda la calle... Esa es la hoja de servicios de un día de Frank en la caótica y cautivadora ciudad de Bangkok. Es miembro de la asociación de guardianes de animales de Thailandia y ese es su peligroso hobbie. "Donde tú estás sentado, Santi, se me murió un chaval de 25 años que fue mordido por una serpiente", cuenta Frank. En el programa del domingo, conocemos la vida de Frank en la ciudad a la que llegó hace 12 años y de la que se enamoró para siempre.
El leonés está hoy tenso. Es un día muy importante para él. Su mascota de pitón está poniendo los huevos en una caja de plástico. "Es un trabajo de seis meses", confiesa nervioso. En cuanto termina la ceremonia, Frank se tira al suelo para escuchar las contracciones de su perra Churra, un chiguagua que está a punto de dar a luz. "Vamos al hospital", dice lacónico.
En su casa, inquietos esperan la feliz noticia "wasabi", el papá de las criaturas Carlitos, su cócker, una nutria que tiene en cuarentena antes de ser devuelta a la selva, y sus tortugas Lola y Rudolph, que comen plácidamente lechuga ante la mirada de una iguana que toma el sol en el árbol del jardín de su casa.
Elenco:
Frank Cuesta
.